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Farmacia online

(PARENTAL ADVISOR O ADVERTENCIA PARENTAL): este post contiene material escatológico no apto para mentes sensibleras.
Ha llegado el momento de desvelar uno de mis mejores secretos en compras para bebés: las farmacias online.
Cuando nace tu bebé, tienes que plantearte el dilema de qué clase de leche le vas a dar. Tienes varias opciones: leche materna, leche de fórmula y lactancia mixta (es decir, un poco de cada). Como de momento no voy a entrar en cuál es mejor o más recomendable ya que no quiero perder a la mitad de mis lectores (he tenido intensos y amargos debates sobre este tema), os voy a contar el truco del almendruco para aquellos que optéis por la leche de fórmula o de polvos.
En el mercado existen montones de marcas y de variantes. Tenemos las leches de farmacia y las de hipermercado. Todas son buenas, pero hay que encontrar la que mejor le vaya a tu nene y la que más le guste (porque los bebés son pequeños gourmets cabroncetes y no todo le va a gustar). Así que, lo primero que hay que hacer es ir probando. Escoges una, al azar, o te dejas asesorar por el pediatra (que normalmente te recomendará la marca que le va a pagar sus próximas vacaciones) y le das dos o tres biberones. ¿Le gusta? ¡Eres un crack y acertaste a la primera! ¿No le gusta? Pues compras un bote de otra marca y el que tienes en casa lo usas para hacerte el café de por las mañanas.
Una vez que encuentres LA MARCA, tienes que observar a tu hijo. ¿Tiene cólicos? ¿Diarrea? ¿Estreñimiento? ¿Regurgita? ¿Está poseído? ¿Gira la cabeza sin control?
Analiza todas las variables posibles y tendrás el tipo de leche que necesitas.
AC, AE, AR, sin lactosa, Premium… incluso puede que necesites ir alternando dos tipos de leche distintos: anti estreñimiento (AE) con la normal cuando se descagalurcie demasiado, anti regurgitaciones (AR) con anti estreñimiento (AE) cuando se pase tres días con todo dentro y así hasta el infinito. Te lo pasarás genial haciendo quinielas de cuál es la leche que le sentará mejor en la siguiente toma.
Y cuando ya estés seguro 100% de qué necesita (¿de verdad estás tan seguro? ¿eh?), es cuando pasamos a la maravilla de internet número 1: las farmacias online.
Cuando nació nuestro hijo, decidimos darle leche de fórmula (estuve tres semanas con lactancia mixta, pero era tan horroroso pasarme el día succionándome las tetas que abandoné la idea de la leche materna casi al quinto día de estar en casa), así que el padre se fue a la farmacia y volvió con un bote de leche marca Novalac. ¿Por qué esa marca? Pues porque era la que tenía el bote más bonito. Le dimos esa leche durante un mes aproximadamente y como nuestro hijo no nos dio nunca nada que hacer, no necesitamos experimentar mucho. Así que empezamos a investigar en qué establecimientos podíamos comprar la leche a mejor precio.
¡CUIDADO, SPOILER PROVOCA INFARTOS! La leche de fórmula, ésta en concreto, nos costaba unos ¡21 euros por bote/semana! ¿Qué quiere decir esto? Que al mes, sólo en leche, gastábamos casi 100 euros (porque en realidad, el bote casi nunca duraba la semana completa).
Haciendo números y echando humo, metimos en un comparador de precios la marca de leche que estábamos usando y…¡voilá!
Encontramos una farmacia online que nos dejaba el bote a 12,20 euros. Esto supone un ahorro del copón.
Ahora es cuando mentalmente te estás preguntando: ¿pero es seguro comprar alimento de bebé por internet? ¿y si está contaminado/manipulado/caducado? ¿me puedo fiar?
Yo también me hice esas preguntas y decidí investigar un poco esa farmacia. Lo que acabó de convencerme del todo es que tiene sede física, es decir, si quieres puedes comprar la misma leche que te venden por internet en el mostrador. Eso sí, a precio de farmacia. Y ahí es donde te das cuenta del pedazo de beneficio que se sacan estos establecimientos de un producto tan básico como éste…
Así que hicimos nuestro primer pedido. Empezamos con 6 botes de novalac 1 y una caja de cereales sin gluten, ya que el envío te sale gratis a partir de 75 euros de compra, y cruzamos los dedos. No sólo no nos llegó el pedido en dos días, sino que venía lleno de muestras de cremas para escoceduras, leches de distintas marcas y champú anticaida.
La sensación fue casi como encontrar la Atlántida.
[Al comenzar a escribir este blog, tenía la idea de no escribir marcas comerciales o de empresas, pero estoy dándome cuenta de que quizás no sea muy útil hacer esto, ya que el objetivo principal es ayudar a los futuros padres y madres del mundo a que se sientan un poco menos patosos]
Por tanto, os dejo el nombre de mi pequeña isla mítica: farmacia Vence (www.farmaciavence.com). Realizan envíos gratis en Galicia a partir de 50 euros de compra y al resto de España a partir de 75.
¿Es mucho dinero para gastar de golpe? Pues no. Te vas a fundir eso y más en un mes, así que merece la pena despejar una estantería para guardar las pilas y pilas de botes que vas a comprar (siiiiiiiii, que lo se yo).
Lo que se puede hacer también es aprovechar el envío para comprarte los potingues que te suelas untar o para llenar el botiquín de primeros auxilios, pero te recomiendo que no lo hagas porque es altamente adictivo.
Para finalizar, contaros que hay muchas otras webs de compra masiva de consumibles para bebés como, por ejemplo, los pañales. No estoy tan puesta en estos temas porque suelo comprarlos en hipermercados, aprovechando las ofertas de 2×1 o las de la segunda unidad al 70% de descuento. Te aconsejo que siempre aproveches estas oportunidades magníficas de ahorrar dinero, a no ser que vivas en un maravilloso piso de 50 metros cuadrados, ya que cuando hagas cuentas a finales de mes verás el pastón que has dejado de gastar gracias a mis maravillosos consejos en este blog.
Así que padres y madres del mundo, id corriendo a sacaros las tarjetas del Carrefour de familias numerosas, menores de 30, mayores de 65 o lo que pinte y aprovechaos del sistema capitalista para exprimirlo a tope.
Y la pasta que os sobre, la vais metiendo en una hucha para cuando os abofeteen en el preescolar con la lista de material escolar.

Carricoche

En esta entrada, vamos a abordar el tema silla, carricoche, chisme con ruedas o cacharro del infierno con el que tendrás que cargar los próximos tres años.
La primera silla que se compra es, a mi entender, la más importante. Será la silla que proteja la integridad física de tu bebé y la moral de los progenitores.
Deberá ser fuerte y robusta, de fácil plegado, con muchos accesorios para que crezca con el niño y, si puede ser, algo mona.
En el mundo sillitas de bebé te vas a perder, hagas lo que hagas. Hay mil marcas, mil modelos dentro de cada marca y mil colores dentro de cada modelo.
Lo importante es que el bebé vaya seguro y cómodo, no que tú te luzcas como si estuvieras en la pasarela Cibeles.
Si eres una madre normal, no esas de anuncio que van con tacones de diez centímetros y faldas con corte sirena para dar los pasos como una japonesa, necesitarás algo práctico que casi se mueva solo. Llegará un punto en el que con una mano manejarás la silla, con la otra llevarás el paraguas, en el hombro una bolsa de la compra y en el otro hombro una mochilita con lo que no te cabe en la cesta de debajo de la silla.
¿Estás dando un paseo con alguien y te pide con cara de perrito abandonado si le dejas llevar al niño? ¡Sí, por supuesto! Esa debe ser siempre tu respuesta.
Mientras son pequeñitos, los bebés no se mueven mucho. Van en el huevito, metiditos entre mantas y baberos y como mucho tendrás que hacer “ea ea ea” para que no lloren a grito pelao, pero a medida que crezcan, querrán ver el mundo y se revolverán. Se retorcerán de tal manera que te plantearás seriamente llevarlos a trabajar al circo del sol.
Así que padres y madres del mundo, no os compliquéis y buscad una silla todoterreno.

Mi historia fue así.
Un día, mi marido me preguntó: ¿y cuánto cuesta una silla de bebé? Vámonos al Corte Inglés, le respondí.
Después de media hora y con el desfibrilador en la mano le dije: a mí no me importa que la silla sea de segunda mano.
Así que me puse manos a la obra. Busqué en las páginas típicas como segundamano.es y milanuncios.com y encontré varias que me gustaban. Mandé mensajes a todas las personas y un padre me contestó diciéndome que todavía tenía la silla. Chan chan chaaaaaaaaan.
Quedamos con él, fuimos a verla a su casa y ahí estaba. Una silla trío de Jané, con burbujas y parafernalias por…….¡80 euros!
Como nos pareció muy barata, dado que acababa de ser padre por segunda vez, preguntamos el porqué de su venta. Se le puso la cara roja como un semáforo y nos contestó que había tenido una niña y su mujer no quería una silla azul. Había pagado 700 euros por aquel chisme y tenía que pagar otros tantos por uno nuevo de color crema y chocolate, palabras textuales.
Así que nos fuimos para casa más contentos que unas castañuelas con nuestra “nueva” silla totalmente equipada.
¿Trío, burbujas? ¿Ein? Vale vale, me explico.
Un trío es una silla con huevo (o cuco), capazo (o cosa larga con capota) y silla de paseo.
Me pareció lo más práctico ya que te sirve para todas las etapas del bebé durante el primer año y te ahorras el tener que comprar el huevo para el coche, porque suelen venir homologados para este fin.
(Creo que al huevo se le llama también Maxi Cosi, pero nunca me quedó claro si es el huevo de una marca, la marca en sí o el huevo a secas).
Y las burbujas son los plastiquillos que se le ponen a la silla cuando llueve para convertirla en un Papamóvil.
Más tarde, cuando el bicharraco de mi hijo cumplió un año, le compramos una silla de paseo un poco más ligera y fácil de plegar. Se puede aguantar con la otra hasta que se pase a una de bastones (que son esas sillitas súper ligeras que sirven para cuando los niños ya caminan), pero decidimos comprar una intermedia porque estábamos hasta las narices de deslomarnos al subirla al coche. Y total, pillamos una nueva por internet tirada de precio y nueva (y muy chula, por cierto).
También tenemos la famosa silla de bastones, para ir a la playa, pero esa nos la regalaron al suscribirnos durante un año a una revista de padres (sí, cuando eres padre primerizo picas con esas cosas).
Resumiendo: compramos el trío de segunda mano, la silla intermedia por Amazon y nos regalaron la de bastones.
¿Se puede vivir con menos? ¡Pues claro! Pero para lo que pagamos en conjunto, nos dio un poco de pena pensar en lo que íbamos a gastar en fisio con el sube-baja de la cacho silla.

Finalmente, os voy a acabar de poner los pelos de punta con el resto de cosas que hay que comprar:
– Saco nórdico para el invierno (tienda de segunda mano).
– Bolsa para colgar en la silla (vale cualquiera, el que más te guste).
– Colchoneta de verano (es una base de esponja con una telita para que el niño no esté en contacto directo con la tela de la silla y sude hasta que se deshidrate).
– ¿Sombrillita? Va para gustos. Yo no la usé, y vivo en Cádiz, porque a partir de los dos meses estarás más pendiente de que no se saque un ojo (y un poco más mayor, que no te lo saque a ti) a que el sol no le de en la cocorota. Le pones bien de crema, unas gafas de bebé y un buen gorro y santas pascuas.
Llegados a este punto tienes dos opciones: seguir los consejos que te dan las famosas (sillas monísimas y carísimas que no bajan de los 1000 euros) (y que yo también te puedo recomendar…ya puestos) o pensar con la cabeza, que para eso la tienes.

Y sobre todo busca, busca, busca y al final compra lo que mejor te parezca. 😉

Accesorios

Hoy vamos a hablar de los accesorios.

Cuando tienes un bebé no eres consciente de todo lo que necesita y el espacio que conlleva.
Lo que vas a comprar para tu retoño es inversamente proporcional, en tamaño, a lo que él va a ocupar.
Después de alucinar con lo rápido que vas a llenar el espacio de la habitación con los básicos, llega el momentazo de pensar en qué accesorios son necesarios y cuáles son superficiales pero monísimos.
En nuestro caso, compramos algunos por capricho, otros por necesidad y otros porque nos entraron por los ojos.

Necesidad:

– Hamaquita. La compramos de segunda mano. Un modelo de Fisher-Price que nos encantó y a la que yo ya le tenía el ojo echado desde que supe que iba a ser madre. Estaba nueva después de haberla usado tres niños y lo único que hicimos fue lavarla y ponerle pilas. A nosotros nos salvó la vida en más de una ocasión, porque sentábamos al peque y le balanceábamos para que no diera el coñazo. Como nos quedaron los tobillos reventaos (después de machacar los lumbares), le pusimos una cuerda atada a una de las patas y listo. Nos pegamos unos grandes momentos de sofá y peli tirando del invento.

– Corralito. También llamado parquecito. Compramos de segunda mano una versión igualmente válida: una cuna portátil. Es muy útil cuando ya está un poco más crecidito. Lo metes ahí con pilas y pilas de juguetes y se puede tirar largos ratos en un espacio controlado sin que lo tengas que atar a la pata de la mesa. También sirve como contenedor para todos los peluches y bloques de madera que tendrás desparramados por toda la casa.

– Esterilizador. Éste no lo meto en los básicos aunque debería. Lo vas a usar a diario los primeros meses de vida. Los hay de microondas, de líquido y eléctricos. Nosotros compramos el de micro porque lo vimos muy práctico. Pones los bibes y los chupos en una rejilla con un poco de agua en el fondo, 5 minutos calentando y listo.
Es accesorio porque puedes hacerlo a la manera tradicional y esterilizar con agua hirviendo en una cacerola. Te va a llevar mucho más tiempo y vas a perder mucha energía.

– Termos comida. El mejor invento del ser humano para padres que no quieren vivir atados a una cocina. A nosotros nos regalaron dos: uno para el agua (lo adorarás cada vez que prepares un biberón de madrugada) y otro para la comida (que te permitirá viajar o comer fuera de casa). Los hay de todo tipo y tamaño. No seas tacaño y busca un buen modelo, que los vas a usar mucho tiempo.

– Chichonera. ¿Chichoquéeeeeeee?, fue la pregunta del padre. Es un protector de cuna, algo acolchadito, que se pone por dentro de los barrotes para que al bebé no le salgan muchos huevos cuando se ostie al dormir. Es útil porque además evita que saquen los pies y las piernas por fuera de la cuna y que te los encuentres chillando a grito pelao porque están hechos un lío con la mitad del cuerpo fuera y la otra mitad dentro. (Es evidente que esto ya nos pasó).
Madres del mundo: no intentéis que los papás recuerden esta palabra, es una batalla perdida.

Capricho:

– Papelera para pañales. Es el único capricho caro que me permití comprar nuevo y con recambios. Me explico. Es una papelera con una bolsa dentro. Metes el pañal, enrollas la bolsa y se queda lista para otro pañal. Como la bolsa es continua, los pañales se van a quedar como choricinos: cada uno en su compartimento. Esto hace que los olores no salgan de la papelera y te ahorrarás estar bajando a la basura cada media hora.
Esta papelera es cara, no porque tenga un precio demasiado elevado (cuesta unos 30 euros), sino porque hay que comprar los recambios de las bolsas y esto es lo que encarece el producto.
Nosotros la compramos en Amazon y cada tres meses, más o menos, compramos una caja de 6 recambios.
Evidentemente te va a salir mucho más cara que una papelera tradicional, pero por eso la pongo en el apartado caprichos, porque me mola un huevo y me encanta cada vez que la uso.

– Robot de cocina. Aquí tienes miles de opciones para comprar la que mejor te venga. A nosotros nos regalaron uno de segunda mano que cuece las verduras y la carne al vapor y luego lo tritura todo. Está muy bien, porque lo metes todo bien pelado y troceado y a los 15 minutos tienes la comida lista para dos veces. La trituradora deja el puré un poco espeso y como nuestro hijo es un poco tiquismiquis, se los tenemos que triturar con una batidora.
¿Se puede vivir sin él? Pues sí, perfectamente. Yo estuve dos meses cocinando las papillas sin el robot y no pasa nada. Para lo que sirve es para ahorrar tiempo y cacharros para fregar.

Compras impulsivas:

– Gimnasio de suelo. Es una mantita, un poco forrada, con una estructura de plástico de la que le cuelgan figuritas de colores. Mi hijo no lo usó mucho por dos razones: cuando era muy pequeño le daba cosa estar ahí tumbado sin algo que lo envolviera (como la hamaquita o la cuna) y cuando ya se hizo un poco más grande, prefería rodar por el suelo que estar parado en un solo punto. Así que, al final, no lo usamos mucho. Cuando sea un poco más mayor, le pondré la manta en el suelo para que no se le enfríe el culo y le daré los palos de la estructura para que nos fustigue a todos un poco con ellos, pero como gimnasio…
¿Lo bueno? Que me salió tirado de precio en una tienda de segunda mano, así que no me duele.

– Cangurito. Son unos aparatos de sadomasoquismo que usan los progenitores para llevar a su bebé cerca de ellos y de paso para romperse la espalda antes de tiempo.
Nosotros le compramos a una chica el suyo, nuevecito (porque son una tortura y lo había usado dos veces) y supersónico. Se supone que tenía tres posiciones para que fuera creciendo con el bebé y que iba a ser una maravilla de la tecnología… ¡mentira!
Lo usamos tres o cuatro veces mientras nuestro hijo no pasó de los 5 kilos de peso.
Si quieres quedarte baldado, cómprate uno.

Y hasta aquí los cacharros para bebés. Próximamente, el carricoche.

Regalos

Bienvenidos al mundo de los regalos para bebés.
¿Tienes que hacer un regalo? ¿Te tienen que hacer regalos? Pues estás jodido si piensas que va a ser meterse en la primera tienda que veas y listo.
Primero, hay que conocer el gusto de los padres. No puedes comprarle un conjunto de esos tipo globo hinchado a unos padres con tendencias heavies, no se lo van a poner a la criatura y habrás malgastado 40 euros para nada.
Segundo, hay que pensar en si ya lo tienen. Para eso, o llamas y preguntas directamente o te arriesgas a comprar algo muy básico o algo muy raro. Pregunta, que no cuesta nada.
Si es un regalo de compromiso, vete a una cadena de ropa infantil y pide ticket regalo. Es así de triste, pero es lo más útil que puedes hacer. O directamente tira de tarjeta regalo.
En nuestro caso, la gente se portó muy bien. Quizás porque nos conocen o porque se nos ven los gustos a leguas, pero recibimos regalos muy chulos y muy prácticos.
Si vais a salir ahora mismo a comprar algo para un bebé, sigue estos consejos de madre:
– Cosas útiles, por favor. Los recién nacidos no necesitan sonajeros de plata, necesitan un buen termo para el agua o una buena toalla con capucha.
– Si vas a gastarte mucha pasta, ponte en contacto con los padres y ofréceles comprarles el carricoche, la cuna o algo de la lista de básicos. (Si realmente es mucha pasta, un coche de verdad con maletero gigante nunca viene mal).
– A los padres nos gustan las cosas que se gastan y desaparecen de nuestra vista, como los pañales y los potitos. Si quieres que quede más vistoso, haz una tarta de pañales o una cesta con jabones y comida. Se quedarán eternamente agradecidos.
– Deja los juguetes que hablan para cuando tengan un año y, si no puedes resistirte, asegúrate de que tengan un botón de apagado (es muy gracioso ir por casa en silencio, con la luz apagada para no despertar a la fiera y pisar un bicho de esos que se ponen a cantar a grito pelao).
– Si quieres comprar ropa porque se te metió entre ceja y ceja, échales primero un vistazo a los padres. ¿Visten de negro y con tachuelas? ¿Sólo usan ropa de marca? ¿Llevan rastas y tiñen ellos mismos sus camisetas? Pues aplícalo también a la ropa para el bebé.
Padres y madres del mundo… ¿necesitáis algo? ¡Pues pedidlo!
Si os da cosa concretar mucho los regalos porque no sabéis cuánto quiere gastar la otra persona o porque no lo veis muy elegante (¿?) tenéis la opción de hacer listas de regalos.
Son como las listas de boda pero con regalos para el bebé.
Que yo conozca hay dos sitios donde te las hacen sin problema: el Toys R us y Amazon.
En el primero, cuando me tocó a mí, hacías una lista con lo que te apetecía y la ponían a disposición de quien quisiera. Además, te daban luego un cheque regalo con una cantidad de dinero proporcional a lo que la gente se hubiera gastado.
En el segundo, confeccionas la lista en tu Amazon y luego la haces pública. En este caso, se pueden encontrar verdaderos chollos y das la posibilidad a que la gente rebusque un poco más en la web.
Seguramente hay muchas otras webs y tiendas que también te permiten hacer listas, así que investiga qué es lo que más te gusta e infórmate. Los de las tiendas estarán encantados de explicarte cómo venderte cosas sin apenas trabajar.
Y mi último consejo es que apuntéis los regalos que os van haciendo y quién. En un futuro, quizás no tan lejano, tengáis que hacer regalos vosotros también y ese tipo de listas son una fuente inagotable de ideas.
(En el dibujo, caricatura con un correpasillos avión. ¡Qué grandes momentos nos ha dado!)

Recién nacido

El recién nacido, ese gran desconocido.

Te contarán mil películas sobre un bebé con pocas horas de vida. Algunas serán verdad y otras no. Mi consejo: sigue tu instinto.

¿Qué ocurre cuando das a luz? Tu cuerpo sufre muchos cambios. De golpe y porrazo te vacías y te dan un bebé que hace cosas y te necesita para todo. ¿Y qué ocurre cuando eres la parte contratante de la parte contratada? Que te tienes que acostumbrar sin ayuda de hormonas a querer a un bichejín que, casi siempre, es bastante feo y no para de llorar.
Mi caso fue el de madre y padre que tienen a un niño (precioso, qué voy a decir) un poco lejos de casa. Así que mis padres se cogieron unas vacaciones y el padre del cagapañales otras pocas y nos arreglamos muy bien.
Me pasé seis días en el hospital, así que entre los tres se fueron turnando para que no me muriera de aburrimiento y para cuidarme al bebé, ya que no estaba muy operativa. Y en este tiempo………..¿dónde se metieron los suegros del padre de la criatura? Pues en un bungalow en el camping. ¡Alaaaaaaaa! ¡Inhumanos! ¡Dejar a tus padres por ahí tiraos!
Pues no. La idea fue de ellos y me pareció tan cojonuda que os la recomiendo a todos los que vayáis a tener hijos inminentemente.

Cuando vuelves a tu casa, lo que más te apetece es estar con tu bebé/s y tu pareja un poco a tu bola, sin sentir una presión en el cogote de un ser superior (no olvidemos que tus padres/suegros ya han sido padres alguna vez) que te vigila cómo le cambias el pañal o le das de comer al pequeñajo. Si tienes a los ascendientes compartiendo techo contigo, esto se vuelve un poco complicado. Además, las mujeres consanguíneas o por afinidad suelen ser bastante marimandonas en esto de los bebés, así que a las tres horas estarás cagándote en la madre que te parió.
Como soy una chica afortunada, mis padres no sólo tuvieron la genial idea de dejarme espacio vital (y de paso tomarse unas vacaciones ellos un poco a su bola) (principios de octubre en Cádiz) si no que no se metieron en mi forma de criar. ¿Necesitas ayuda? Yo te la doy. ¿Necesitas consejo? Aquí me tienes. Pero con respeto.
En definitiva, si podéis estar solos, mejor.

Otra de las grandes cuestiones de los padres primerizos es: no se hacer nada y lo voy a hacer todo mal. MENTIRA.
Los padres estamos programados para que nos salga de dentro cómo cuidar a nuestras crías. Te sorprenderá la facilidad con la que cogerás la cabeza del niño o la rapidez que vas a adquirir en pocos días para hacer biberones a velocidad supersónica. Habrá otras cosas que te costarán más, pero la paciencia es la madre de toda la ciencia.

¿Qué hacer con los consejos que te va a dar todo el mundo (los quieras o no)? Pues escúchalos y utilízalos como mejor te convengan. Ya decidirás tú cuáles vas a aplicar y cuáles te parecen terroríficos.
Por ejemplo: en Cádiz se lleva mucho lo de dejar llorar al bebé en la cuna “para que se acostumbre” y todo el mundo me dijo que lo hiciera porque si no el niño va a salir insoportable. Mi reacción fue decir sí amén a todo, pero tururú, por un oído me entró y por el otro me salió.

Por último, te vas a encontrar con las terribles historias que te van a contar de la vecina del quinto que tuvo un bebé mutante y salió con tres orejas o cosas así. No te dejes, córtalo en seco. Para lo único que te va a servir es para que te pongas nerviosa y te imagines cosas que no van a pasar.

Y en cuanto a la parte de compras, lo que vas a necesitar es: pañales, ropa adecuada al clima (unos bodies, una chaquetita, un gorrito, unas manoplitas, calcetines), un saquito para el carricoche, un sacamocos y poco más. Los bebés sobreviven con muy pocas cosas. Eres tú el que se está complicando la vida con los lazos de colores y los volantes que le vas a poner a la caja de la persiana.

Así que relax. Va a salir todo bien. Te vas a apañar genial. No necesitas ayuda de tres canguros y dos cocineros para cuidar de tu retoñito. Impón tus reglas, no te dejes avasallar (ni siquiera por la matrona del hospital, que son muy pesadas) y sobre todo, ¡disfruta!

Mis básicos

Todo padre y madre primerizos se hacen una pregunta crucial en algún momento de la gestación: ¿qué le hace falta a un bebé? ¿Seguro que le hace falta eso? ¿Me estoy volviendo loco comprando cachivaches como si estuviera amueblando la casa de los sims?
Sí, seguro que estás comprando demasiadas cosas. Es inevitable, pero puedes reducir un poco el impacto en tu cartera haciendo una lista de básicos (¿os dije ya que me encanta hacer listas?)

Podéis poner una columna enorme con todo lo que se os ocurra que puede necesitar vuestro retoño y luego, con bolis de colores, apuntar al lado las palabras: necesario, útil, capricho, mamarrachada.
Al acabar os sentiréis muy orgullosos de la pila de estupideces que pensabais comprar y que ahora compraréis pero sabiendo que no son necesarias.

Así que, si todavía tenéis dudas, os dejo mi lista de básicos y dónde los adquirí:
– Serón o minicuna: prestada. Tu bebé va a dormir muy poco tiempo ahí, así que no merece la pena que compres una cuna enana que, proporcionalmente al tamaño, es carísima. Sólo hay que mirar que el colchón esté bien.
– Cuna: regalo usado por otro bebé. Para comprar la cuna podéis esperar unos 4 meses, ya que antes es raro meter a un crío tan pequeñajo en un espacio tan grande (aunque lo parezca, no es tan grande) (podéis comprobarlo metiéndoos dentro). Lo importante es que el colchón esté bien y que no tenga muchos desconchones la pintura para que la fierecilla no rasque y se la coma (parece que exagero, pero acabaréis teniendo la sensación de que el niño se parece más a un puma que a un humano).
– Carrito: de segunda mano. Lo compramos a través de la web segundamano.es. Mira, busca, pregunta y compara… ¿en serio merece la pena pagar 700 euros por un carro nuevo en vez de 80 por uno un poco usado? En mi caso, nos aprovechamos de la tontería de una familia que vendía el carro porque era de color azul y acababan de tener una niña… (WTF?)*
Compramos una marca muy conocida y con todos sus accesorios: huevo de recién nacido (¡sí, van en un huevo, como los pokemon!), el capazo y la silla de paseo…más las burbujas para la lluvia, más toda la parafernalia de mantita de capazo y sombrillita y demás, porque como el estampado era para un niño…
– Bañera: por internet. Compramos una gigantesca, con adaptadores para la bañera grande (te vas a quedar con una riñonada igual, pero por lo menos no te quedan las rodillas hechas polvo) y con un maravilloso adaptador para recién nacido. ¿Qué es esto? Pues un plástico que se pone dentro de las bañeras para que no te resbale el bebé y puedas usar las dos manos (¡las dos!). La primera vez que bañas a la criatura se te pasa por la cabeza que se va a ahogar en cuanto dejes de sujetarla medio segundo… así que usa todo lo que tengas a tu alcance para que no pase. 🙂
– Cambiador: reutilicé un mueble con cajones y compré una espuma cambiador por internet, así te ahorras tener que comprar el cambiador entero.
– Sacamocos: indispensable. Me compré dos por internet: uno de pera y uno de tubo. El de pera no me valió nada más que para pegarme con el niño, así que siempre utilizo el de tubo. Tranquis, no le vais a aspirar el cerebro con el sacamocos.
– Tijeras para las uñas: importante. Me compré dos: unas por internet y otras en una droguería después de destrozarle los dedos al pobre bebé. Las primeras eran tan fuertes que tuvimos un pequeño “percance”, así que compré otras un poco más blandas y santas pascuas. Para mí son fundamentales, porque parí un niño con gen x y resulta que le crecen las uñas a un ritmo anormalmente rápido, así que las llevo siempre conmigo.
– Ropa: pues básicamente bodies, algún pantalón y alguna camiseta. No te compliques. No compres volantes ni puntillas: después de sus tres primeras cagadas lo agradecerás. No vistas al bebé como si fuera un nenuco, es muy molesto para los dos. Te aconsejo comprar unas manoplas (para que no le quede la cara como si le hubiera arañado un gato), un gorrito (a no ser que tenga una mata de pelo impresionante) y baberos (para cuando saquen todo lo que les sobra).
– La sección toallitas, pañales, cremas y demás va a gusto del consumidor. Depende de lo que queráis gastar. Insisto: no siempre las marcas más comerciales son las mejores.
– Por último chupetes y biberones: esto depende de vuestra filosofía de vida. Mi hijo no se pirraba por los chupetes pero de vez en cuando le consolaban mucho. Comprados en una tienda de cosas para niños.
Mi consejo es el siguiente: buscad amigos que hayan sido padres hace uno o dos años y poned ojitos de: porfiiiiiiiii, ¿me lo pasas? Navegad en internet. Comprad de segunda mano. No os tiréis siempre a lo caro. Reutilizad. Y si alguien os quiere regalar algo, que sea útil y fungible, osease pañales, cremas específicas, algún básico de los anteriores… nada de ropa (siempre será hortera y le quedará pequeña en cuanto parpadee).
A partir de aquí, se os abrirá un mundo lleno de color donde todo será mono y “total, por una vez…”

*WTF: What the fuck! ¡Pero qué coño…!

Primeras compras

Llega el momentazo: ¡cariño, estoy embarazada!

Después de verle el careto al susodicho, empiezas a pensar en toooooodas las cosas maravillosas que le vas a comprar a tu pequeñín.
Que si una cuna, que si un carrito, que si una bañerita… pero, ¡oh no!, te pones a investigar y hay cientos de miles de modelos con todas sus variantes en tamaños, precios y comentarios en internet.

¿De quién fiarse? ¡De nadie! Me explico. Entras en una web y ves que un montón de madres (sí, las madres solemos ser las que hablamos de estas cosas, aunque afortunadamente cada vez hay más padres dispuestos a dar también el coñazo a los primerizos) han dejado su opinión sobre el carrito X. Ese carrito, suele ser de los más caros en el mercado. Es el más chulo y con más prestaciones, pero para poder pasear a tu niño en él tienes que quedarte mes y medio sin comer. Así que tu siguiente pregunta es: ¿y ahora qué hago? ¿Le compro un carro peor/más feo/con menos chorradas/más inseguro? ¡Chan, chan, chaaaaaaan! Pues no. Puede que sea un poco menos vanguardista y con el color más monótono que el otro, pero normalmente no va a ser menos seguro (que es lo que al final tiene verdadera importancia).
Recuerda que los publicistas son esos seres malignos y maravillosos que juegan con tu culpabilidad y van a hacer que te compres lo más caro que te ofrezcan. ¡No piques!

Así que, mi recomendación es que te busques la vida en internet, mirando y remirando opiniones hasta que alguna te convenza.
¿Qué hacer después? Meterte en un comparador de precios.

Mi caso es el de una compradora compulsiva por internet. No compro sin freno ni medida, pero casi todo lo que adquiero es a través de la red.
En resumen, no te lances a la primera tienda de bebés que encuentres y te lleves a casa todo el catálogo. Hazte una lista (me encanta hacer listas) y después rodea con un círculo rojo lo que te parezca imprescindible (al ser en rojo se ve más y te apetece menos despilfarrar). Luego, mira en internet si lo venden (comparador de precios: coste+envío) y después mira en webs y tiendas de segunda mano.
Después de descubrir el mundo de los objetos de segunda mano, créeme, no podrás parar de comprar a precios de ganga.

Por último: planifica, planifica y planifica. Tienes 7 u 8 meses por delante para preparar el nido del pollo, así que no lo dejes todo para última hora. No es cierto eso de que da mal rollo o mala espina o lo que sea que se dice de comprar las cosas del bebé antes de tiempo. Si planificas (haz una lista, lo agradecerás) no te cogerá el toro y estarás mucho más relajada.

Con esto y un bizcocho, en la próxima entrada os pondré mi lista de imprescindibles y dónde los adquirí.