Padres primerizos

Sí, ese eres tú. Primerizo. Te estás cagando de miedo.
Bienvenido/a al mundo maravilloso de la paternidad/maternidad. Hoy os voy a contar esas cosas que nadie te cuenta porque si no, la especie peligraría seriamente.
(Si aún no te has reproducido, piénsate si quieres este spoiler o no).
Siempre pensarás que tu niño es el mejor. El más guapo, el más listo, el más travieso, el más tocacojones…y puede que así sea…o no. En el momento en que tu niño salga al mundo exterior, verás cientos de niños con los que compararle. Y muchas veces tu pequeñín saldrá perdiendo. No te agobies, piensa que tu hijo algo mejor tendrá que los demás (aunque sea que tiene mucho pelo). [¿Estoy empezando a tener un trauma con mi pequeño calvo?]
Mi hijo fue el bebé perfecto. Dormía, comía, se reía, era largo, en su peso y le quedaba muy bien la ropa. Pero un día empezó a caminar. ¡Cháaaaaaaan! Y ahí se acabó lo que se daba. Ahora mismo tiene 17 meses (o sease, casi año y medio) y no camina, corre como poseído por el demonio. No come (le dan arcadas mortales con los sólidos y los purés le aburren) y es muy muy tozudo. Visto así es como para tirarse por un puente. Pues no. Mi hijo duerme como un bendito y con eso ya equilibra la balanza. Y además se ríe muchísimo, aunque sea de nosotros.
Lo que más le gusta en este mundo mundial es tocarlo todo. Es lógico, ya que está en la fase de exploración, pero cuando tira algo ruidoso en una habitación para que tú vayas corriendo y así poder salir en silencio a por lo que realmente quería coger en el salón, ya no es tan divertido.
Le comprarás mandos de la tele de mentira, llaves del coche de juguete, móviles con botones de colores…pensando que así no tocará los de verdad. ¿Crees que el niño es bobo? Colará la primera vez, quizás la segunda, pero a la tercera te lo tirará a la cabeza y se reirá con tu cabreo monumental.
Así que decides empezar la fase premio-recompensa. ¿Te portaste bien? Te subo en los caballitos. Sí, perfecto, hasta que toca bajarse. Mi padre llega al punto de mareo mortal sólo para que el niño siga dando vueltas en el tiovivo. Así que te buscas un plan B. ¿Un poco de helado? Genial, hasta que mete sus diez dedos en él y los mueve de tal manera que es imposible limpiárselos todos antes de que se embadurne la cara, el pelo y toda la ropa.
Otra opción es pasar de ellos cuando hagan las cosas mal. En nuestro caso, funciona a medias, ya que el niño deja de hacer lo que estuviera haciendo y se empieza a dar cabezazos contra el primer mueble que pille. Es como un auto castigo. Luego vienen los llantos y tu pérdida de paciencia.
Más cosas horribles de la fase bebé son los estragos físicos. No voy a entrar en temas sueño o depresión posparto, porque creo que es algo evidente, si no que te voy a contar la otra parte oscura.
Las mamás tendrán el vientre hinchado una temporada (si es por cesárea, más tiempo). Te saldrán estrías aunque te untes de crema día y noche (las hay suertudas, pero son como las apariciones marianas), se te caerá el pelo (después de tenerlo fabuloso todo el embarazo por la acción de las hormonas), te saldrán caries (cuídate la boca, por favor) y se te hincharán las tetas con su consiguiente bajada ombliguera. Para algunas de estas cosas hay ejercicios específicos que pueden atenuar un poco la flojera, pero somos ejército las que no tenemos tiempo o somos un poco vagonetas.
Los papás sufrirán varios cambios: tendrán que dejar sus malos hábitos (fumar delante de un niño es condenarle desde que nace); deberán empezar a hacer algo de ejercicio si no quieren acabar baldados; estaría bien que se fueran entrenando con un muñeco para quitar y poner pañales, ropa, biberones, bañera…; y lo más importante, es que deberán mentalizarse con la preparación al parto y el puerperio (¿puerpequéeeee?) (lo que va después del parto).
Esa fase es la más delicada, ya que las madres estamos cargadas de hormonas hasta las cejas. Tendremos el farolillo como un túnel de cercanías o la barriga con una sonrisa rara. Lloraremos sin parar y sin motivo. Estaremos cansadas y quejicosas. Tendremos miedo. Estaremos felices y al rato no. Nos sentiremos muy muy feas. Os preguntaremos cien mil veces si seguís queriéndonos y si seguís viéndonos guapas (la respuesta siempre tiene que ser SÍ ROTUNDO, aunque parezcamos un zombie cavernoso).
La segunda fase a esto (¿pero hay más?) será la de las visitas. No os dejéis avasallar. Impondréis vuestras normas. Normalmente la madre se sentirá más obligada a recibir a la gente con buena cara. Ni se os ocurra poneros a limpiar como locas. El papel del padre debe ser el de echar a la gente de casa cuando pase media hora (si es familia, un poco más de tiempo), poner los cafés y limpiar las tazas después, y obligar a la madre a que se siente y se relaje. No pasa nada si te pones la ropa varias veces o si las pelusas te saludan desde detrás de la puerta. Tu niño no va a comérselas hasta que tenga unos 9 meses.
Mis recomendaciones:
Déjate ayudar. Que te hagan la comida, la colada, los fregaos, lo que sea. Pasa de todo y disfruta de tu bebé. Ya tendrás el resto de la vida para limpiar. (Cosa que me parece una inutilidad).
Vete de vacaciones. Si puedes permitírtelo, un par de noches por ahí sin tu hijo serán oro líquido para tu cerebro.
Vete al cine. Sólo son dos horas separados de vuestro monstruo. No pasa nada. No se va a acabar el mundo.
Date algún capricho. Un masaje, una cenita romántica, unos bombones hipercalóricos, una recopilación de los mejores cómics de zombies…algo así.
Ir al fisio cada 6 meses es muy recomendable. Que te crujan el cuerpo es la mejor terapia para quitar los dolores de cargar con tu saco de babas. Te quedas como nueva.
Y sobre todo, saca algo de tiempo para ti. Sin ruidos, sin niño, sin pareja, sin tele, sin nada…
Debes tener, al menos, media hora al día para hacer lo que te venga en gana sin dar explicaciones a nadie.
Por último. Rellena todos los libros que te hayan regalado de esos de “mi primera papilla”, “mi primer diente”, “mi primer eructo”, “mi primera sonrisa”. Te parecerán una chorrada en el momento, pero si no lo apuntas en cuanto sucede, luego ya no te acordarás. Y cuando los veas en el futuro, te gustarán. (Yo ya voy por el tercero).
Y siempre, siempre, siempre hazte fotos con tu bebé. Aunque te veas mal y no te apetezca, luego te dará pena no aparecer en el primer año de tu bebé en uno de los cinco álbumes que tendrás por casa…

4 comentarios en “Padres primerizos

  1. Rebe

    Hola Bárbara! la verdad es que hacen falta este tipo de cosas, que te lo digan tal y como es..porque para cuentos ya están los de disney que te lo ponen todo muy bonito, pero supongo como bien dices no es oro todo lo que reluce. Los tiempos han cambiado y la «mamitis» debería cambiar también, un niño es cosa de dos tanto para hacerlo como para criarlo y las mamas siempre se suelen llevar la peor parte! asique muy bien dicho!
    un saludito!!!

    Me gusta

    Responder
    1. barbaritus Autor

      ¡Hola Rebeca! Mira cuando te contesto… a veces está bien que te pinten las cosas crudas, aunque ser madre es estupendo. Lo que pasa es que es más gracioso si le das un punto de melodrama. Y sí, los niños son cosa de dos, así que… ¡a repartir las tareas señoras!

      Me gusta

      Responder
    1. barbaritus Autor

      ¡Uo Isabel! Es preciosa. Yo le regalé al mío una agenda de prepapá para que fuera apuntando dudas, vocabulario y citas con el tocólogo y una L para colgar del carrito. Al final no lo colgó porque le resultaba molesto, pero le hizo mucha gracia. Tu vete poco a poco, que al final acaban convenciéndose. ¡Un saludo y gracias por tu comentario!

      Me gusta

      Responder

Deja un comentario